Pintor, escultor y grabador español de estilo figurativo, clave de la figuración narrativa como de la Neofiguración (o nueva figuración) española y vinculado al pop art. También dedicó parte de su tiempo a la escritura.
En 1957 obtuvo la licenciatura en Periodismo en Madrid, pero fue refugiado en París desde 1958 por causa de su antifranquismo, Arroyo cobró tardíamente protagonismo en el circuito artístico nacional, a partir de los años 1980. Actualmente, sus obras cuelgan en los más reputados museos de arte moderno españoles y extranjeros (El Museo Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, Guggenheim Museum de Nueva York, Museo de Arte de Lima y Museo Rufino Tamayo de México), y su creatividad se extiende a las escenografías teatrales y las ediciones ilustradas.
Premio Nacional de Artes Plásticas en 1982, año en el que más tarde el Centro Georges Pompidou, de París, le dedicaría una gran exposición retrospectiva. También fue Premio Nacional de Arte Gráfico 2007, otorgado por la Calcografía Nacional de la Real Academia de Bellas Artes. El IVAM de Valencia le dedicó una gran exposición de Obra Gráfica; así como el Museo de Bellas Artes de Bilbao con la Suite Senefelder and Co.
Artista polifacético, estuvo alrededor de 40 años realizando decorados teatrales junto con Klaus Michael Grüber, en lugares como la Opera National de Paris, Dusseldorf de Berlín, en Milán y en el Teatro Español de Madrid y Barcelona.
“Tras muchos años de clausura intelectual y de monacato abstracto, la pintura, por delante de las otras artes, vuelve a ser narrativa, como en el Renacimiento, y el primero en dar la alarma es el esnobísimo Eduardo Arroyo. El mundo no lo ha movido el arte de pensar sino el arte de narrar”
Francisco Umbral